Crónica; una isla paradisíaca #1
La llegada
La Llegada
Cómo siempre sugiero firmemente ver el blog en el computador por sus fotos y diseños de presentación.
Crónica de una Isla Paradisíaca es la historia que viví durante la pandemia mundial del Covid 19. Todo el mundo y literalmente tienen sus historias propias y únicas en su vida durante el Covid y todas relevantes. La mía es peculiar, no por la cuarentena, porque nunca tuvimos, nunca, sólo restricciones, sino por vivir en una isla enana, aislada en el golfo de Tailandia por 22 meses. Cómo soy afortunada y conozco varios rincones en el mundo maravillosos que podría elegir oportunamente para una cuarentena, pero tenía que contar con visa por un largo periodo, así que decidí retornar a Tailandia, de vuelta a casa. Mi bendita visa de residente de jubilado una vez más me solucionó la existencia.
Abril del 2019, llevaba cuatro meses en Tailandia, en Chiang Mai, al norte del país tomando un poco de descanso junto a un tratamiento dental largo, me llama un amiga de Chile que venía a visitarme a Tailandia y viajaríamos juntas en sus vacaciones ya que yo estaba ahí y me manejaba en el país. Para junio tomé reservaciones en hoteles, vuelos y ferries con un plan de recorrer islas pensando en ella y las cosas qué le gustan a ella. Sí, y resumo porque la conozco bien sus expectativas qué era estar en una playa paradisíaca, en un resort de calidad y que le sirvan el cocktail a la playa y por la tarde masajes. No, no es lo mío y es lo más opuesto, sin embargo, buscaríamos el punto medio, total para ambas entonces era todo un gran evento pasar dos semanas juntas en estas tierras, yo ya había dejado Chile cerca de dos años y que no la veía. Decidí un itinerario de visitar tres islas en el golfo de Tailandia, más o menos cerca de Bangkok, ella no disponía de mucho tiempo para abarcar mucho terreno y quería descanso a la vez. Cuento corto, no sé concretó, (otra historia) el viaje, pero yo ya había reservado y pagado varios hoteles y ferries. Así que para no perder las reservas viajé sola por esas islas. No sé si hubiese tenido la inquietud de visitar esas islas en particular ya que son orientadas para turistas europeos con sus resorts, yo habría buscado por islas más discretas, poco conocidas, más lejanas y ya tenía algunos datos para esas. Tengo muy claro qué lugares turísticos reventados, saturados, no me atraen, por el contrario los evito lo que más pueda, sin embargo, a ella le gusta eso y por eso busqué en esa zona algo mixta en que ambas disfrutáramos.
Partí a mediados de junio, hice escala en Bangkok unos días para luego seguir primero por la isla de Koh Tao. Una noche de bus y luego dos horas de ferry. Unos días ahí, isla simple, chica para luego tomar ferry y seguir hacía el sur a Koh Phangan y rematar en la famosa y cuica isla de Koh Samui que sería su broche de oro para ella, con todo el glamour de turista rico europeo. Así conocí Koh Tao, no estaba en mi lista, y fue para no perder las reservas, llegué con mi mochila en la espalda a esa isla aún sin hotel. Caminé por la playa un buen rato hasta encontrar una cabaña frente al mar. Las cabañas llamadas Mamá O’chai. No habría sido su elección, no era lo de ella, por su básica y mínima infraestructura y escasos servicios de hotelería, pero para mí era el top, a 20 pasos del mar por lo tanto, o sea sobre la playa y la puesta de sol desde el balcón.... qué más !!! El cocktail, con una par cervezas, lo cubre sentada en mi balcón y los masajes están en cada esquina. Otro punto para mí es el precio, este era una ridiculez de 15 dólares, versus los resort cercanos y sofisticados bordean los 150 dólares y a 100 metros de distancia de esas cabañas. Dejé la isla a los 4 días para retomar las reservas del ferry y partía Koh Phangan y ver unas islas maravillosas del parque nacional Mu Ko Ang Thong, y terminar en koh Samui y me quedó claro lo que me gustó y lo que no de esas 3 islas y son las únicas que están ahí en esa zona del golfo. Koh Tao, me gustó lo sencilla, pero con glamour, algo chic, buenos restaurantes y variedades de comidas, no sólo locales, lindas caminatas y se llega a todas partes sin necesidad de movilización y su belleza natural intacta.
Llegó la pandemia en febrero de 2020, me encontraba el 16 de marzo, en la isla Koh Rong, que también queda en el golfo de Tailandia, pero al otro extremo, al este y muy lejos sobre la costa de Camboya. Tenía la idea de seguir después de Camboya a Filipinas con fecha 23 de marzo, fecha que se me acaba la visa en Camboya. Sabía de la pandemia desde fines de enero ya que me encontraba en la frontera en el norte de Laos sobre la frontera con China. Mi amigo James, de Singapur me insistió que me alejara de China y raro le hice caso y cambié de rumbo y empecé a bajar hacía el sur cruzando todo Laos por tierra y luego Camboya hasta mediados de marzo. Estaba en una isla maravillosa de esas rarezas con poca gente y desconocida, sin autos, solo dos playas que llegué por equivocación de ferry y ahí conocí un australiano de mi edad y conversábamos sobre la pandemia y qué le dan duro a los viejos y con él que éramos los únicos mayores estábamos consciente, los jóvenes todos felices y desafiantes. Pensé qué partir a Filipinas no me daba tranquilidad y ya algunos países empezaron a cerrar fronteras. Extender la visa en Camboya había que entregar el pasaporte por dos semanas cosa qué me rehuso, NOP !!!! y de las cosas qué yo me fijo siempre si hay consulados chilenos, en Camboya no hay y qué pasa cuando se me pierde el pasaporte ? a dónde recurrir ? Europeos y americanos que son paranoicos con perder sus pasaportes, les digo -yo debería estar paranoica - , embajadas chilenas en países pequeños no existen-, mientras de la Unión Europea y Americanas están en todos. ¿Cómo salgo ? cómo soluciono ? Decidí volver a Tailandia porque tenía visa de residente y tiempo por un año sin preocuparme de visas, que son mis pesadillas. Además era lo razonable qué tampoco es lo mío, pero mi intuición tomó las riendas, y tampoco se sospechaba del caos mundial en que caeríamos a los 5 días después cuando se cerraron casi todas las fronteras. Partí de regreso a Tailandia justo a tiempo. Me dije sí hay que hacer cuarentena aún me sonaba a película de ciencia ficción en el norte de Tailandia en mi refugio de Sopong, sería mi primera opción o en la isla de Koh Tao. Al llegar a Bangkok, me enteré que el norte en Sopong cerraron la provincia y los hostales, era una alternativa linda de recluirse, en fin tuve que tomar bus al sur con destino a Koh Tao.
Llegué a la isla el 26 de marzo de 2020 en el ferry grande de 500 pasajeros, creo que fue el penúltimo en llegar de tierra firme y ya iba con un tercio de su capacidad, los otros venían de la isla de Koh Phangan. Y así cómo literalmente todo el mundo no sabía que pasarían más de dos años de pandemia con restricciones mundiales y los pasé mayormente en una isla, aislada, valga la redundancia, pero cierta.
koh Tao, la isla
Traducción del tailandés Koh-isla Tao-tortuga, se supone por su forma de tortuga, pero hay tener mucha imaginación para encontrarle la formas similares de la geografía a una tortuga, sí la forma no es certera, ni ajustada al menos el nombre lo confirma porque sí que hay tortugas marinas.
La isla de 6 km de largo y en su ancho máximo por 2.7 kilómetros y tiene un total de 21 km2 y una línea de cerro empinado al centro la divide del este al oeste. Solo una playa grande, y varias pequeñísimas bahías privadas en manos de los dueños. Casi no existe terreno plano o sin vegetación abundante. Un solo muelle conecta ferries a tierra firme al oeste y al sur a las islas de Koh Phangan y Koh Samui. La geografía es abrumadora de quebradas exageradas, abruptas, agudas, y peligrosas. La vegetación es sobrecogedora, desde plataneros, cocoteros, mangos, papayas entre tantos otros indescriptibles para mí. Está poblada en menos de un 8 por ciento, en gran parte por su compleja geografía e imposibilidad de hacer caminos. Su población oficial en 2017 era de 1.800 habitantes. Pero hay que considerar los trabajadores extranjeros en los centros de buceos que llegaron sobre las 60 escuelas cómo se llaman, con su población flotante de sus instructores y los inmigrantes burmeses casi todos ilegales, que no están considerados en las cifras oficiales. En temporada alta que son 4 meses y tiene un máximo de hospedaje un total de hasta 9 mil personas. Su hotelería no es de lujo más bien para la juventud que va por buceo, uno que otro hotel más sofisticado, los hay, así cómo así departamentos, pero la nota marca lo básico y de presupuesto moderado.
mi querida amiga Cathy, observando la belleza del lugar sobre una de las enanas bahías del Este y de estas vistas hay muchísimas en cada curva
Hay más motos que autos, los autos no llegan ni a treinta los que están para transportar a turistas a hospedajes más lejanos y para mover grandes estanques de agua que suplen a los habitantes ya que no cuenta con reserva importante propia de agua, sólo agua de las lluvias en tiempo de lluvia y se autoabastecen con sistemas caseros y el resto por camiones aportan agua en los meses de no lluvia o para hoteles con grandes consumos. Es más cara el agua que la electricidad. Esta isla se destaca por el buceo de todo el golfo de Tailandia, es por su peculiar geografía marina que es rocosa y se desarrollan los arrecifes y corales. Las otras dos islas tienen ambientes muy diverso, koh Phangan, famosa por los hippies, alternativos, centro de meditación, yogas y las fiestas -full moon- conocidas internacionalmente y la droga fuerte abunda libremente, en koh Samui, tiene aeropuerto internacional, malls, canchas de golf, colegios internacionales y muchos resort elegantes. Koh Tao es el deporte y los tantos instructores de buceo que se respira más a vida natural, deportista y mucha juventud. No es una isla de jubilados europeos, cómo las otras. Hay definitivamente dos posiciones ante el tamaño de la isla y ese encanto, hablé con un par de farangs,- farang es el nombre que le dan a los extranjeros en el sudeste asiático, un derivado de foreign- me dijeron que habían venido por una semana de vacaciones y ya llevaban más de 10 años y otros que me comentan que sí no hay un mall no pasan más de tres días. Acá no hay mall, dentista ciertos días viene alguien a atender al hospital básico, en tiempos normales, no hay oficinas de abogados, ni notarías, por ejemplo. Para cada trámite mínimo hay que ir a las otras islas. Hasta para comprar calzones cómo me pasó, lo único que pude conseguir fueron unos horribles o comprar cualquier ropa básica que no tenga el estampado de la tortuga o -I love Koh Tao-, prácticamente no se encuentra mucho, es ropa para turistas.
La historia de la isla dice que fue prisión política entre los años 1933 a 1947 y se les decía que las aguas estaban infestadas de tiburones evitando que se escaparan. En 1948, dos hermanos pescadores Koh Phangan llegaron en barca a instalarse, luego se sumaron tres familias más formando las 5 familias la primera comunidad de la isla y dueña de ella. En la década de los 80 llegaron los primeros turistas y afines de los 80 los primeros hoteles. Siendo en la década de los 90 que empezó la fama y ser destino por su buceo. Llegó un monasterio busdista que es el centro hasta hoy de encuentro social y hace de sede municipal, luego una policía, un colegio hasta octavo básico. Inicialmente entre las familias acordaron no vender las tierras y las arriendan a largos años cómo lease a 20 o 30 años, para no perder el control de su isla. Después del 2000 se ha visto que se venden propiedades y tierras. Y el gobierno ha puesto también un pie en la isla, pero las malas lenguas dicen que las familias aún son las que rigen y mandan bajo la mesa. Otro dato de la isla es que tiene fama y le llaman -la isla de la muerte- por los suicidios de farang que son ocasionales, en lo personal creo que van a morir a un lugar cerca del paraíso por lo lindo y casi acogedor por su entorno. Un lindo lugar para partir.
La población a grueso modo se dividen en tres grupos parecidos en proporciones aunque el tailandés es más grande y muchos de ellos vienen de tierra firme a trabajar en el turismo, un poco menor de burmeses inmigrantes que hacen los trabajos mantención en la hotelería y otra cantidad parecida de farangs que trabajan ya sea en forma permanente o temporal en el turismo del buceo.
foto de isla de calendario y de fondo de pantalla del computador cómo esta, no es la misma palmera, pero la misma belleza de su paisaje temático, la primera foto fue tomada en pandemia, la última foto la misma palmera en junio 2019, se ve que tenia nombre del bar y la cantidad de botes en el fondo, muchas luces en la playas de restaurantes abiertos, hasta se ve gente.
Me instalé en la misma cabaña de Mamá O’chai. Son unas 20 cabañas de madera en la playa de Sairee. Las cabañas más antiguas y en la mejor ubicación para mí. Su propietaria es una de las dueñas de la isla, la Máma. Cabañas básicas y yo me quedé en una antigua qué no era duplex, las duplex son más nuevas tenen aire acondicionado y agua caliente además el duplex no me gusta si hay alternativa de cabaña aislada. Yo con un ventilador apaño bien, el aire acondicionado me da alergia, y estornudo y no me llevó bien con los AC, ya para tres años en climas tropicales estaba bien adaptada a la humedad y el agua caliente no era necesario, salía caliente por el calor en las cañerías, el resto eran iguales.
en la playa se Sairee, en la cabañas bajo los cocoteros está la mía, la última a la izquierda
El valor que doy a mi elección de casa/hotel es vista, acá frente al mar, internet decente, un hervidor, una mesa, balcón, lejos de bares con música a todo volumen de noche, y a un precio más razonable, al final pagaba menos que 8 dólares. Finesas, aseos, decoración, pasan a segundo lugar, ante todo es la vista y mucha luz natural. Lo que sí pelié fueron con las sábanas, que pedía que me las cambiaran cada semana, no hablaban inglés y me traían una del Pato Donald de base con otra de rosas rosadas y rojas horribles cómo combinación …. Ahí nos costó mucho entendernos porque yo no podía dormir entre esas fealdades. Ese fue un límite, al menos tengo algunos, mis ojos. Al final me traían varias y las elegía. Nunca comprendieron mi maña, no era maña, eran los ojos que no podían ver esas mezclas, y ambas horribles en sí, las cortinas de las cuatro ventanas eran todas diferentes diseños, sin embargo, eso no molestaba a mi vista.
Y en esta cabaña partió una vida insospechada y hoy es la razón de esta crónica; Una Isla Paradisíaca.
sus puestas de soles eran un deleite casi a diarios a los ojos.
Tengo tantas que me es difícil seleccionar una
Los próximos capítulos son relatos que van entrelazados, como un plato de tallarines todos revueltos, sólo que resulta más clara la narración de la crónica por temas separados.
todas las fotos son del celular.