Crónica de una Boda -capítulo 4
cumpleaños de Sari
copio carta escrita en el momento a un par de amigos
Agosto 18, 2019, Candidasa, Bali, Indonesia.
Cumpleaños de la madre de Ari, Sari.
Escribo recostada en una “ chaise longue ” mirando al Océano Índico entre las islas del “ Greater Sunda Islands” a mi alrededor al instante solo veo un par de islas cercanas, con más caras de peñascos rocosos y unas más grandes en la lejanía, miro hacía el horizonte del poniente. Esta isla de fama internacional ya se porque se la ha ganado, una es su clima, soleado todo el año y con una humedad muy baja no es así en el resto del sudeste asiático y su tremenda expresiones culturales que se manifiestan en cada metro de la isla, única en el mundo. Veo también los botes de pescadores, unos seis indistintamente ubicados a mis pies. Aquellos botes que no dejan de fascinarme, los conozco por un tiempo, sin embargo mi encantamiento no aminora, ni se desvanece, ni se me hacen cotidianos aún habiendo navegado en ellos en un par de ocasiones y con el terror palpitante por su fragilidad aparente. Estos “insectos prehistóricos” de la época de los dinosaurios con sus tentáculos curvos como les llamo, son visualmente una placer inquietante entre su peculiaridad cómo botes al igual cómo su estética, sus curvas, sus líneas alegres, caprichosas, únicas, creativas sin duda y desafiantes a la ingeniería y a su elaboración o genialidad para lograr-encontrar las curvas de una sola pieza de árbol. Un árbol especial de la isla con esas curvas casi imposibles, y simétricas. Oficio sólo de maestros traspasado por siglos y aún en plena vigencia, el cascarón del bote en sí es de acrílico, pero no sus estabilizadores.
Ayer, Ari, me pasó a buscar en su moto al hotel tipo 3 pm. Me llevó primero a ver su casa en construcción. La casa en construcción con de bloques de concreto, de cuatro cuatro dormitorios; una para ellos, otra para sus padres, la siguiente para los hijos que vendrán, y otra para mí, cómo me dijo con su enorme y sincera sonrisa, pero por ahora sus hermanas la usarían……. y el marco de la puerta principal la cual mandó hacer de dimensiones enorme cómo se estila en madera y con tallados, de dos hojas y es lo más valioso de la casa. No había espacio, ni de cocina, ni comedor o estar. Eso se hace afuera en el frontis bajo un gran alero y suelo de concreto, el baño me explico se haría al costado de afuera, tipo letrina. La iluminación se incrusta tubería al final sobre los bloques de cemento, del agua ni idea de donde proviene. Se cambia toda su familia en el acto. Novi debe vivir con la familia del marido por siempre. Es posesión de ellos. Muda de nuevo, esto lo había escuchado en tribus al norte de Vietnam, pero grupos étnicos totalmente aislados del mundo.
Ahora veo que es para proteger el linaje, si el marido muere el hermano toma su papel o se responsabiliza de ella acá no hay hermanos. Me viene la gran pregunta cultural versus el cotidiano de la vida, o sentido común. Novi trabaja en un hotel para europeos y Ari trabaja en cruceros mayormente americanos… tres años, conociendo sus costumbres, idiomas, sus conversaciones en torno a sus conocimientos del otro mundo -el western- lo hablan con entusiasmo y siguen sus ropas, algunas comidas, músicas, películas… pero al momento de realizar sus vidas y claro lo ví en el matrimonio no existe influencia alguna y no tienen dudas, comentarios, cuestionamientos, rebeldías, nada, sometidos en sus ritos, ceremonias y el protocolo a seguir sin saltarse ningún pasó y no voy a opinar solo destacar el hecho. El techo no recuerdo de qué material va hacer y lleva dos años de construcción porque paga a ayudantes cuando está en la isla que son tres meses al año. Luego de detenernos en la construcción de su casa y sacar las fotos correspondientes proseguimos a su casa, la de sus padres, a unos 8 minutos en moto por camino de tierra siempre dentro del bosque. Detuvo la moto frente a una empalizada de madera precaria que hacía cómo de reja, más bien para definir un espacio privado, sin embargo, no se veía ninguna construcción cercana, solo la empalizada entre tanto árbol y matorral.
La casa consistía en dos piezas pequeñas que daban una terraza techada de unos 10 mt. de largo x 3 de ancho, suelo de cerámica café. La construcción de las piezas tipo adobe con trizaduras, grietas, con pinturas descascaradas y muy precaria. La isla es zona de terremotos y se ven a menudo los daños provocados anteriormente cómo en está casa. La vida acá transcurre en la terraza como en casi todo el sudeste asiático, el clima lo permite y apunta a su estilo de vida y es acentuado cuando faltan metros cuadrados de las casas. Cada pieza de unos 4 mt de ancho x 5 mt de profundidad, sin ventanas, oscuras, solo una cortina que da hacía la terraza y que hace de puerta a la vez. Se podía entrever lo atiborradas que estaban de cosas en su interior, en fin todo lo que una casa básica se compone; ropa, colchones en el suelo, platos, ollas, artículos de aseo, cajoneras de plásticos las que no daban a vasto para guardar lo mínimo, para una familia de 4 hijos, osea seis comparten esa casa, todo apilado, amontonado, apiñado y desordenado. Se sentía y bien olía a viejo y ajado. En una pieza viven los padres y se cocina en ella y en la otra viven los hijos, Ari el mayor, de 25 que trabaja en un crucero y no pasa mucho tiempo en su casa y sus hermanas; Dian de 21, Weda de 14 y Sian de unos 6 años. Enfrentando y a menos de dos metros de la terraza un gallinero. Detrás de la casa habían tres chanchos en engorda en una jaula y una chancha que recién había parido diez chanchitos.el orgullo y motivo de alegría
Ari, les había dicho a la familia anteriormente que me llevaba a conocerlos ya que se celebraba el cumpleaños de su madre Sari y me quería hacer participar. Ari, me contó que habían limpiado el día anterior y además habían sacado la basura de los alrededores inmediatos. En el bosque hay mucha basura tirada algo impactante, principalmente plásticos. Me estaban esperando con algo de emoción y me instalaron en la terraza. Ya sentada en el suelo cómo se acostumbra, ella sacó un té calientito desde una de las piezas, por lo que asumo que ahí se cocina. Además un típico queque balineses que habían comprado para atenderme, era de color rosado y seco, también hay los verdes que son muy comunes y son de colores naturales. Definitivamente comprados porque ninguna posibilidad de hornear en está casa, lo más común que he visto es una cocinilla tipo camping a gas. Todos sentados en el suelo de la terraza alrededor del té compartimos. Su mamá y sus 3 hermanas son muy lindas, sus pelos negros azabache, alegres, con caras de picardía, preciosas dentaduras, de ojos brillantes y curiosos, sin querer perderse, ni un minuto del momento. La imagen de todas ellas muy hermosa, bien vestidas y de puras sonrisas y cuchicheos, se sentía alegría, espontaneidad. Nos comunicamos cómo pudimos, Ari, iba traduciendo, pero la verdad que no era tan esencial, las risas, gestos, las ganas de comunicarnos hacían suficiente para sentirnos entendidas. Sari, con sonrisa a flor de piel, su curiosidad me conmovió, sentir su linda persona. Me hacían preguntas de mi familia y mi país cosa que no comprendían mucho aunque yo lo contara de la manera más simple, solo que no tienen la percepción más allá de sus vidas de la isla, su madre es iletrada. Si comparo ahora con la mamá de Novi y que fui más cercana a ella por tiempos compartidos y más historias que nos unen, era todo lo contrario, siempre con una cara de sufrimiento y preocupación casi permanente, mientras que Sari, pura sonrisa. Al rato me mostraron unos canastos de cestería, fuentes, platos, todas muy lindas y de diseños sofisticados. Ella los tejía junto a sus hijas, me explicaron cómo usan una fibra parecida a la del mimbre. Me insinuaron que comprara uno, tenían un valor de alrededor de 2 dolares, pero yo no compro nada de nada, ¿dónde meto las cosas? Yo vivo con una sola maleta, soy honesta, les explico que no tengo que hacer con ellos, en el fondo no tengo casa, lo que les imposible de comprender, no solo a ellos sino a todos. Aún así, ¿cómo de no necesitar o querer nada ? Para mis adentro me decía ya veré cómo dejar caer algunas rupias a la familia, pero no compro nada y así lo hice por otros medios de aportar lateralmente.
Ari, joven honesto a todo evento, preocupado y siempre con su tremenda sonrisa que refleja la pureza de su alma, y siempre me conmueve, me prevé el día anterior de las cosas que voy a ver en su casa, para no que impresione y creo para chequear si pongo cara de incomodidad, ante tanta precariedad cómo me cuenta. Sin embargo, cosa que no puede ser más ajeno a mí y pienso que me intuye eso también y siento lo que más quiere es compartir sus vidas reales conmigo, cómo amiga. Serán pobres, pero dignos, alegres, generosos y eso quiere que vea, para ellos es importante si te aceptan y te quieren cómo amiga aún sabiendo que vengo de un mundo de donde me alojo en hoteles con más o menos estrellas, pero estrellas al fin. Quieren que conozca a su familia, padres, hermanos en la precariedad de su hogar. Toma el riesgo de llevarme, y arriesgarse a poner cara de asco o de sáquenme de acá pronto,... ya regresamos ?…. etc…. es más fuerte querer compartir su mundo literalmente y sus seres queridos. Qué puedo decir, ………. me siento honrada…. siento que nos comunicamos como seres humanos, independientemente de nuestras abismantes diferencias en absolutamente todos los aspectos posibles. Me siento orgullosa de mi misma el haber traspasado la barrera de las diferencias, no solo sociales, sino culturales y la del idioma. Eso me da una alegría interna, satisfacción, me da sentido, me toca una fibra del alma.
Disfrutamos otra taza de té, al rato aparece el abuelo materno, ya venía con la sonrisa puesta entre sus mejillas y plasmándola con solo sus dos gigantes y frontales dientes que logró mantener en el tiempo. Ahí caigo en cuenta que todos me esperaban y era una acontecimiento. Este hombre de edad incierta, ya que por matemáticas tendría tempranamente unos 62 años, sin embargo, por apariencia sobre los 75 años. Se deshacía en gestos, reverencias, hasta aplausos, dejando en claro y explícita su genuina acogida. Luego llegó el padre, ya habría pasado más de una hora. Yeyes, el padre, buen mozo, de altura distinguida, y se vuelve a repetir la misma actitud de acogida cálida. El, sí hablaba unas 15 palabras en inglés y con gran confianza en sus 15 palabras, sin un dejo de sentirse en menos, orgulloso.
Aquí hago un comentario al margen releyendo ahora mis notas. El balines es una cultura potente con un gran orgullo, muestra dignidad ante uno, ante el extranjero. Por lo general no es así, por lo general las culturas étnicas con su propio dialecto se sienten inferior al occidental, marcados por el estigma de indígenas, inferiores, poco educados además siente la superioridad del extranjero por su riqueza económica de forma abrumadora, color de su piel y la incomprensión y falta de respeto a sus culturas y tradiciones. No diferencian para nada entre los occidentales, alguien de EEUU o de Chile en mi caso, es lo mismo, todos van al mismo saco; blancos con plata, poder y son de países que deciden las economías del mundo, osea superior y esto por los siglos pasados, presentes y futuros, ellos son indígenas con todo el peso de la palabra, descalificados per sé.
Yeyes, siempre me dicen “sorry, no english” y yo siempre digo: “ sorry yo, estoy en sus tierras y no hablo balines. !!!! .” Nuestro precario repertorio no fue impedimento para comunicarnos y disfrutar de una amena tarde. Me llevaron a ver los chanchitos y darle comida a los pollos, yo quise darle los granos a los pollos porque lo había hecho tantos años en la parcela del Arrayán, lo mismo, sin embargo en dos escenarios imposible más opuesto, uno de arbustos bajos y espinos en la reseca precordillera santiaguina, mientras acá en un bosque exuberantes de plátanos, bambús, palmas de coco y un cuanto hay de hojas verdes . No saqué fotos ya que me pareció indiscreto o mejor dicho desatinado porque la precariedad era imponente, solo cuando me mostraron los chanchitos y que eran su orgullo.
estas imágenes las saqué del video que ellos me tomaron alimentado a los pollos
Tipo 7 pm Ari me dice ahora nos vamos todos donde mi abuelo (paterno) y vuelta a subirme a la moto por unos 15 minutos, nos dirigimos hacia el interior de la isla a casa del patriarca, el abuelo Nosish, donde se celebraría el cumpleaños de Sari.
Ari, me explicó que tomará un atajo y partimos por el medio del bosque sobre una huella de tierra tan angosta que sólo cabía una moto. Me sentí por un lado de estar inmersa, embutida, incrustada en el bosque, rodeada por todos los lados con sus enormes y frondosos árboles, en este bosque tropical tan diferente a los conocido por mí, lo que me es familiar es el bosque frío.
no saqué mi fono para fotos como lo menciono, del mismo video anterior que me tomaron ellos alimentando los pollos, pero mi intención es mostrar el bosque y lo tupido porque no tengo fotos de ese compacto verde. Fotos a diestra y siniestra no hay un solo espacio que no lo cubra el bosque como un muro en los cuatro costados
Este era luminoso, espacioso y tupido a la vez con árboles de hojas gigantes y con una gran variedad de verdes, dónde los verdes claros eran los más brillantes, cómo si la luz rebotara en sus enormes hojas. Los platanales cargados de racimos de plátanos de todos tamaños, y una variedad de tonos amarillentos y cafesosos claros, palmeras altísimas de troncos flacos y medios curvados por el peso de sus frutos, bambús de grosores impresionantes. Olor a tierra y otros que mi deficiente sentido del olfato ( para bien o para mal ) no llega a reconocer. Ellos viven del bosque sus troncos, hojas, lianas y raíces se utilizan en absolutamente en su totalidad en el diario vivir, por decir algo porque la imaginación del uso de estos vegetales es más allá de lo imaginable. Sólo por mencionar algo las cáscaras de los cocos pasan hacer cucharones para servir sopas, fuentes, platos, objetos de decoración que son pintados y lacados, sus fibras se usan para tejer o hacer cordeles de gran resistencia y es el material de combustión más utilizado. El bambú es la madera más común para la construcción está casi todas parte presente, desde los andamios, estructuras, escaleras, revestimientos diseñados de las maneras más variadas, y tejidos cómo alfombras, crean una variedad de tuberías para el agua, vasos, contenedores hasta cómo ollas usando la cavidad del centro para poner comida la que se pone sobre un fogón, suma y sigue.
adentro bambú se poner un pescado con especie y se cocina a la las brazas, esta foto es de un lugar al norte de Tailandia, también lo comí asi en kuctching, Malasia y en Indonesia. Osea es una olla y absorbe los aromas del bambú, es exquisito. También se usa mucho su pulpa y raices en las comidas.
Muy común en la isla es el trabajo de trenzado de las hojas de plátano, y las palma de coco que se usan cómo ofrendas religiosas y decorativas con una infinita variedad de diseños de simples a muy sofisticadas según sea la ocasión de la ofrenda. Las ofrendas en los altares de las casas se realizan tres veces al día que consiste en un breve rezo y poner ofrendas frescas y muchas veces hay más de un altar por casa. en mi hotel hay tres altares y se realizan tres nuevas ofrendas al día. Estan en los templos, calles, veredas, playas, osea son de un uso extraordinario durante todo el día. Siempre las mujeres en sus ratos libres están trenzando hojas, siempre. El bosque y la vida en torno a el.
Me salgo del texto para mostrar las ofrendas y sus mujeres en su elaboración porque era fascinante verlas con esas habilidades, su maestría. Las hojas de estos árboles son utilizadas como alimento a su vez, y como envoltorios para transportar alimentos. Según el tipo de forma del envoltorio se sabe lo que hay adentro, el más común en esta zona porque varían de lugar a lugar y que recuerdo es un triángulo muy lindo de unos 12 cmt de altura ese contiene en su interior el “Sticky Rice”.
es común en todo el sureste asiático esto de envolver los alimentos en hojas, sin pensar más en Chile las humitas envueltas en hojas de choclos o en Mejico los tamales. Pero la enorme variedad y misterio de sus contenidos acá son extraordinarios.
ella la concierge de la casa nueva y cada rato libre trenza, arma, corta las hojas, hace canastillos a punta de una grapadora chica va amarranado cabos, todos los días porque se requieren, siempre.
durante la fiesta de la boda del día de la gran recepción las mujeres de la entrada que veían la lista de invitados con sus manos en los ratos libre tejían ofrendas, con una habilidad majestuosa y se usaban inmediatamente como en la fotos de más abajo
ella me mostró como hacia un objeto decorativo pero para ritual en menos de un minuto hacia uno.
las cientos de cientos ofrendas diariamente terminan en las veredas, en las playas, desechas, putrefactas y es parte del paisaje también.
en la arquitectura y decoración en especial de Ubud, está a cada metro, una belleza inigualable
Sentada en la moto y abrazada a Ari participando en su rutina, en ese atajo que hace muchas veces al día. Sentir el aire fresco/tibio golpeándome la cara, absorbiendolo todo y yo me miro cómo a los 61 años ando en estos pasos, sentada atrás de una moto, abrazada a un muchacho balines, perdida en un bosque sin salida aparente, se sentía absolutamente fuera de cualquier libreto. Esta fue una de las veces que me digo “la realidad supera a la imaginación'', y así me sentía en ese momento. Sí, la situación era inédita, pero si hubiese ido con un motorista que no conozco y me está llevando a algún lugar así de perdido y solitario en una huella de un bosque, quizás bien y tomo la aventura, no obstante, igual uno iría alerta a todo y pendiente de no llevarte alguna sorpresa no grata. Pero con Ari, cero aprehensión, solo gozar, solo disfrutar a concho y entregada al placer de vivir con la briza en la cara y los ojos llenos de todos los verdes existentes e inimaginables.
Llegamos a un caserío, un laberinto de pasajes angostos que solamente caben motos. Ari, me explicaba el gran galpón que pasamos que esta en la entrada del caserío, que es abierto en todos sus lados con un suelo de concreto a un metro de altura y hace de centro comunitario, sirve para las ceremonias, mercado, reuniones, festividades, y al costado hay un baño público, con tinas para lavar ropa y agua corriendo. El caserío con su nombre que no recuerdo tendría unas cuarenta casas a lo mucho. La casa del abuelo, era grande y una casa formal en su estilo a diferencia a de los padres de Ari que viven en un terreno en medio del bosque, sin demarcaciones de límites sólo esas piezas insertas en un espacio abierto, cómo si fuese tierra de nadie, solo un enrejado precario para los animales.
Se entra por un portón angosto de muros gruesos de adobe y se llega a un patio interior abierto 20 mt x 20 mt. y en forma de U lo rodean en dos porciones por los dormitorios y un patio techado. En el patio al centro dos pilares uno de piedra negra y el otro un palo de bambú grueso de unos 18 mt. de alto, ambos sostienen un pequeño altar y una jaula con una gallina viva en altura. Al costado y detrás del patio techado hay un recinto de unos 5 mt x 4 mt con una reja baja de metal, es el templo familiar, donde recuerdan a sus muertos y realizan sus ofrendas 3 veces al día. Son cuatro las piezas que dan a la terraza tipo galeria, siempre con cortinas de puertas. Una construcción aparte bien antigua de barro, hace de cocina. Estaban trabajando duro con hacer un baño para que estuviese listo para el matrimonio. Un baño con agua corriendo y y piso de cerámica, el antiguo aún en uso solo era una letrina de hoyo negro. Me cuesta describir los espacios, no soy escritora, sólo narro lo que veo, sin embargo mis sensaciones son claras y nítidas y de ahí escribo. El apoyo fotográfico me complementa.
el altar del centro del patio con un gallo vivo para su sacrificio, las bases de los altares siempre en piedra negra volcanica de la isla y el fogón preprapado para los pescados que sería servidos más tardes con cáscaras de coco como combustión.
El patriarca, Nosish, de 73 años, viudo, flaco cómo un palo de escoba, bajo, tostado por el sol, de piel curtida y de ojos vivarachos, reservado, sin embargo, timidamnete amable, totalmente vigente, sin un solo diente. Él ya sabía de mi visita de esa tarde, me esperaba. Ya le había preguntado a Ari, por qué me había demorado tanto en aparecer por su casa. Yo le había enviado de regalo anticipadamente, una cajetilla de puritos con Ari, que compré en el duty free. Tenía que ganarme el afecto del patriarca ya que fue parte de los conflictos o temores de ellos. Al llegar no me dijo nada, sólo me miraba de lejos. Vestía con unos tipos de bermudas, complicados, eran como 3 o 2 capas, sin camiseta, la cultura balines no usan camisetas, solo sarong, y dorso desnudo, luego un par de décadas atrás incorporaron el bermudas junto con poleras y todas de segunda mano, las camisas estampadas típicas se usan solo cuando la ocasión requiera de más formalidad, pero esto es nuevo también. Ari, se puso a preparar un fogón, lo hizo con cáscaras de coco sobre un latón y una rejilla apoyada sobre dos ladrillos de cemento. Había comprado pescado fresco y yo había entregado varias rupias a Ari para comprar cervezas para la noche y así todos disfrutamos en la fiesta.
El pescado asado fue cómo un rico picoteo y ahí se empezó a tomar cervezas y amenizar con fotos, y el abuelo ahí recién se acercó al ofrecele puchos y cerveza. A la hora de tomar y fumar vimos que teníamos los mismos gustos y me pidió a través de Ari permiso para sacarse una foto conmigo… qué me han dicho, vino la primera, la segunda, la tercera, entre cervezas y puchos y fotos no fuimos riendo mucho y quedó sellada una amistad sin palabras, una amistad muda, porque ni “ok” él entendía, sólo me sonreía, me atendía siempre por los días venideros. Quedó asentado el respeto el uno por el otro y yo de ganar la aprobación del temible patriarca. No era ya esencial para Ari, cómo en el inicio de su situación, pero ayudaba a que fluyeran mejor las cosas en esos intensos días ya que yo era algo como la madrina, el apoyo de ellos y la logística de este matrimonio forzado y por una extranjera. Al rato se puso el machete en el cinto y desapareció, me explicaron que se iba al bosque a no se qué, que no entendí.
Luego de fotos y risas se pone un mantel en el suelo en la terraza, osea donde se come en familia, en el suelo. Los comensales era Novi, Ari, Yeyes, Sari, le calculo que estaría por los 42 años, y las tres hermanas. El abuelo cuando regresa se sienta en la terraza colateral y no con nosotros, solo miraba desde la otr lado. Novi, llegó tarde por el trabajo y trajo una pizza, que se la devoraron en un segundo y una gran fuente que la llaman “arroz verde”, es redonda, unos 60 cmt de diámetros de un molde de arroz, al centro muchas y alrededor muchas cosas para comer; pollo, maní, zanahoria, camarones fritos, etc... El abuelo llegó ahí con el alcohol de la fiesta “vino local” , fermentación de coco y hecho en casa. Una pésima presentación, en un bidón muy sucio por fuera, imposible zafarse de probarlo, era el orgullo del abuelo y todos expectantes que lo compartiera pronto. Alcohol destilado suave, dulce y nada de mal, la presentación fue lo peor, se sirve en un vaso plástico que hay que tomárselo de una y pasarlo el vaso para rellenarlo y pasarlo al siguiente sentado al costado tuyo. Cuando llegó mi turno todos me miraban y se hizo un silencio para saber mi reacción, pasé invicta, osea sin cara de asco, ni mueca de desagrado que a veces son imposible de ocultar. Sólo los hombres lo toman, yo era extranjera y visita honorable, se me permitió por eso. Seguí felizmente con la cerveza ya que no me ofrecieron más, fue la probada de rigor diplomático y no más por favor.
Había un ambiente de mucha festividad, la madre muy alegre. Me hicieron poner mi música con insistencia, yo totalmente confusa qué poner, puse Compay Segundo y Juan Luis Guerra, algo alegre, contagioso, bailable porque música chilena además de los Jaivas, Inti illimani, Violeta Parra y Los Tres y cosas de ese tipo que no son de gustos o comprensión fuera de casa, ni menos alegres. ... .Sabía que Bob Marley es lo que más se conoce y gusta en todo sudeste asiático, así que puse mis 5 canciones que tenía en el spotify de y sería todo. Retomaron el reggae, el abuelo y el papá cabeceaban al ritmo de Marley. Llegó la hora de hacer pipí, las cervezas me pasaron la cuenta, Ari me había advertido que el baño estaba en construcción para la fiesta del matrimonio y en un caserío imposible arrancarse al bosque con un pucho para disimular, habría sido la solución. Novi, me llevó a un rincón del patio de la casa y en el suelo de tierra se hace en un orificio, todo casi sin luz, eso es lo peor por no saber donde pisar y que hay dentro. Quizás es a oscuras para no ver el desagrado, pero una luz para los que no sabemos qué hacemos ni dónde, todo tapada por una cortina. No ha sido la primera vez de usar hoyos negros, sin embargo, el más primitivo que me ha tocado, porque era un hoyo en el barro. En esos casos que me ha tocado en diferentes circunstancias me pongo en modo de “ piloto automático “ no mires, no pienses solo desagua y arranca, te desabrochas el pantalón antes de entrar al cubículo y luego te lo abrochas afuera y con el papel ya en la mano, así estas solos los segundos necesarios. Sí, es incomodo, por siempre y uno no se acostumbra nunca, se me aprieta la guata y yo he usado en muchos desde mis viajes de juventud en al sur de Chile, en Chiloe, con pozos negros detrás de las casas, así que no es extremadamente nuevo. Para la fiesta ya estaba listo el baño nuevo, una pieza con puerta, ventana y lavatorio con agua, una fosa sobre ella un artefacto de cerámica a ras de suelo y uno se acuclilla y desagua, al costado un tambor con agua y un balde que se llena y se tira el agua en el hoyo haciendo de cadena, todo en cerámica clara, otra cosa…. Ahora me acuerdo que en París hace muchísimos años atrás me tocó en zonas antiguas cosas similares y ví ese estilo elegantemente hasta en el aeropuerto de Japón.
Sí se quiere esa incomodidad en el cubículo oscuro que no me es fácil se compensó de manera extraordinaria a los diez minutos. Yeyes, se puso a contar sus cigarros de su cajetilla, una y otra vez, luego me alcanza ocho cigarros diciendo en voz alta y que todos oyeran que son ocho, y dice que él se queda solo con siete, osea uno menos de los que me regaló. Yo tenía mi cajetilla casi llena y era obvio que no me faltaban porque yo estaba ofreciendo siempre, pero igual él me regaló ocho. Un acto de gratitud hacía mi persona con lo que él podía, cigarros y un cigarro más de su media cajetilla. Estos dos hechos se separan por diez minutos y se comprenderá que el valor del gesto de Yeyes me caló hasta los huesos, más que un desagüe urinal precario, oscuro en un rincón de la casa. Saber tener la humildad y gratitud de aceptarlo cómo si fuesen los últimos cigarros de la noche y en sabiendo lo que le significaba su esfuerzo. En estas situaciones se me viene la timidez de golpe y que poco tengo normalmente, me acongojo y se me entra el habla. Siempre me es más fácil dar que recibir y menos de personas con escasos ecurso donde cada rupia es ganada con sudor y restada a otra basica d ela familia.
Volví tipo 10:30 pm a casa, alegre, sobrepasada de nuevas emociones, tan cálida la convivencia y bien cansada por el enorme esfuerzo de hacerse entender y tratar de entender y muchas horas en esto…..Novi, me envió un wasap esa noche agradeciendo el momento compartido y fue tan especial para ellos cómo se lo hicieron saber. Y yo soy la que debo de agradecer, me abrieron las puertas y el corazón a los más ajenos a ellos y a los que normalmente ignoran a una extranjera, adinerada, que no habla nada de indones, ni balines y blanca.
termino el día con una de las tantas fotos y la más apreciada por mí y creo por todos. Con Nosish y fue el sello de nuestra amistad, respeto mutuo cruzando todo las barreras inmigabinables creadas por los humanos.